También había una exposición de trabajos de bolillos.
En la plaza nos encontramos con puestos de vinos de la tierra, embutido y quesos, pasteles, ropa y por supuestos sillas y mesas de los bares.
En otra plaza había montada una pista de cars en la que los niños disfrutaban haciendo un pequeño recorrido.
También encontramos una carpa en la que se estaba enseñando a hacer estas bases de cañas que se utilizaban para el secado de las pasas. Además había un carro y las herramientas y materiales que se utilizaban para hacer sombreros: la tira de paja, la maquina de coser, el molde para planchar el sombrero... todo un viaje al recuerdo.
Y siguiendo con el recuerdo, había un monitor, que se estaba dejando la voz, dando instrucciones a las parejas que quisieran aprender a bailar el Lindy Hop, ¿lo conoceis? Por el nombre quizas no, pero si escucháis una canción seguro que recordais al menos haberlo visto en películas americanas ambientadas en la decada de 1920. Cuando nos fuimos iban por los primeros pasos pero poniendo ganas en el aprendizaje.
En los bajos de un local encontramos una exposición de gallos y gallinas. Sí, en esta feria se puede encontrar de todo. Nosotros solo los miramos pero se podían comprar las parejas. Cada una tenía un cartel en el que figuraba la raza, características y precio. Habían ejemplares muy llamativos, sobre todo los gallos por su porte.
¡Ah! Y este conejo que tiene un tamaño considerable. Podéis imaginar que fue la estrella para los niños.
Patos también y pollitos por supuesto aunque no les hicimos fotografía.
Nos gusto mucho la feria así que ya la tenemos anotada en la agenda para el próximo año.
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